28 septiembre 2005

Pasión de culebrones

A estas horas de la tarde, dos millones y medio de españoles están pendientes de las andanzas de un tipo que se llama Franco Reyes y que no es una metáfora de la Transición. En cuanto tiene ocasión se despoja de la camisa y enseña sus argumentos.

A estas horas de la tarde, otros dos millones y medio de españoles están pendientes de las andanzas de un tipo que se llama Frijolito y que no es ningún nombre de hortaliza mexicana. Es un niño que no tiene padre pero que se hace amigo íntimo de un señor que resulta ser su padre.

A estas horas de la tarde, el resto de españoles está pendiente de las andanzas de un tipo que se llama Maragall, y que pretende dar por cerrada la Segunda Transición con su cara de hortaliza mexicana. Es un señor que no tiene abuela (o eso se deduce de sus comentarios sobre lo bueno que es y lo bien que hace las cosas), pero se hace amigo de otro señor, bajito y con bigote para más señas, que, en cuanto tiene ocasión, se rasga la camisa defendiendo su idiosincrasia particular y juntos protagonizan una curiosa aventura de enredos.

A estas horas de la tarde, todos los españoles están pendientes de unos tipos que nos llegan del extranjero: Pasión de gavilanes; Pasión de catalanes; Amarte así, Frijolito; Amarte así, Pascualito. Y así vamos tirando, mientras el aburrimiento y el sopor nos abren la puerta de la siesta.

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